El compromiso y la alfabetización familiar

Un dúo para una base escolar sólida

El compromiso y la alfabetización familiar son dos de las claves o componentes más importantes para construir una base sólida para el éxito académico de los niños. En los años que van desde el nacimiento hasta el preescolar, incluso antes de que su hijo ponga un pie en un entorno escolar académico, usted es el primer y el más importante maestro de su hijo.

El compromiso familiar consiste en pasar tiempo de calidad con su hijo todos los días: hablando, jugando y haciendo preguntas. A medida que interactúa, crea vínculos y promueve el desarrollo del lenguaje de su hijo. Muchos de nuestros primeros recuerdos son de pasar tiempo con seres queridos y hacer cosas juntos. Este compromiso puede consistir en cualquier cosa que disfruten: leer juntos, pasear, trabajar en el jardín, cuidar mascotas, participar en juegos, cocinar juntos o cantar juntos. Si bien estas actividades pueden parecer más naturales con niños de tres y cuatro años, los pequeños desde el nacimiento hasta los dos años también necesitan que usted les lea, cante y les hable, tanto como necesitan de sus sonrisas, besos y abrazos. A través de estas cálidas interacciones, también le estará enseñando a su hijo a hablar. Escuchándolo a usted es la forma como los bebés y los niños pequeños aprenden patrones del lenguaje y del vocabulario.

La alfabetización familiar consiste en apoyar el desarrollo de la alfabetización de su hijo proporcionándole un entorno rico en material impreso, leyendo en voz alta y utilizándolo para suscitar conversaciones. Esto no tiene por qué costar dinero. ¡La impresión nos rodea! Solo en la cocina, hay palabras en etiquetas de latas, tapas de cajas, paquetes de cereales y muchas cosas más. Las familias pueden utilizar estos artículos (que generalmente se tiran) para desarrollar en sus hijos la comprensión de las palabras y los números. Con su hijo, puede leer una receta de la parte posterior de una caja, hablar sobre las granjas donde se cultivan los alimentos o sobre el ciclo de vida de las plantas en su jardín o en un parque cercano. Y, con su ayuda, su hijo puede recortar etiquetas y hacer dibujos para colocarlos en un diario, capturando así una historia diaria sobre lo que están cocinando juntos.

A medida que las familias hablan con sus hijos a lo largo de estas experiencias cotidianas, desarrollan sólidas habilidades lingüísticas que ayudarán a sus hijos en la escuela. Para asegurarse de que su hijo se convierta en un lector seguro de sí mismo, hay seis habilidades clave para ayudarlo a desarrollarse desde el nacimiento hasta la escuela primaria y estudios posteriores.

  • Lenguaje oral: escuchar y hablar con familiares y amigos;
  • Vocabulario: aprender y utilizar palabras que transmitan un significado a un nivel rico (por ejemplo, después de aprender grande, su hijo está listo para gigantesco y enorme);
  • Conciencia fonológica: escuchar sonidos dentro del idioma (por ejemplo, la palabra sonidos comienza y termina con el sonido /s/);
  • Relaciones sonido-letra (principio alfabético): relacionar los sonidos de las palabras con las letras que los representan (por ejemplo, el sonido /s/ se representa con la letra s, como en sonido, y la letra c, como en círculo);
  • Fluidez: leer con precisión y rapidez con facilidad (comenzando con textos básicos en los primeros grados de primaria y progresando a textos complejos en la escuela secundaria y estudios posteriores); y
  • Comprensión: comprender lo que se lee y escucha (desde libros ilustrados hasta debates en clase y libros de texto universitarios).

He aquí algunos ejemplos de formas divertidas en las que puede apoyar a su hijo(a) a desarrollar estas seis habilidades cruciales.

Lenguaje oral

Conciencia fonológica

Relaciones sonido-letra (principio alfabético)

Vocabulario

Fluidez

Comprensión

Cuéntele a su hijo cómo le fue a usted en su día y pregúntele a él sobre su día.

Haga que su hijo escuche palabras que tengan los mismos sonidos iniciales que usted habla sobre su día, como me/mi, los/las y carro/cara.

Busque palabras que comiencen con la misma letra, como María/Monica y cocina/cocodrilo, o que terminen con sonidos que hagan que las palabras rimen, como casa/masa y día/tía.

Haga una lista de palabras que son nuevas ese día. Agregue a la lista todos los días en un calendario o en un diario.

Lea en voz alta todos los días, mostrándole a su hijo cómo leer sin problemas. Pueden turnarse: lea unas pocas palabras o una oración y luego su hijo las repite.

Haga preguntas sobre el día de su hijo: ¿Qué hiciste en la escuela que fuera diferente? ¿Te gustó una actividad en particular en la escuela hoy?

Explique lo que está haciendo mientras cocina.

Haga que su hijo juegue a palmear
las sílabas de las
palabras que está
usando en la cocina
que terminan con
-an como: pan, mezclan, coman, doran y muelan.

Anote las palabras -an utilizadas mientras cocinaba.
Pídale a su hijo que de una palmada a cada de las sílabas que escuche nuevamente, luego háblele y muéstrele cómo todas terminan con -an y suenan
igual.

Pídale a su hijo que diga tantas palabras -an como pueda pensar. Escríbalas (y puede usar esta lista otro día para  palmear las sílabas).

Lea en voz alta partes
de las etiquetas utilizadas mientras cocina. Contienen información matemática (como el tamaño de las porciones), información
geográfica (de dónde proceden los alimentos) e información de alfabetización (hay mucho que leer) en ellas.

Haga preguntas sobre el proceso de cocción de los alimentos y los ingredientes, como: ¿Qué pasó primero, segundo, tercero, siguiente, último? ¿Qué se necesitaba para hacer esta comida? ¿De dónde procedía la comida?

Hable sobre el medio ambiente, como el clima y las estaciones del año.

Haga que su hijo
cante canciones
que rimen sobre el
clima y escuche las
palabras que riman,
como nube y tuve.

Escriba palabras
meteorológicas,
como sol, viento,
niebla, lluvia y nieve,
y luego pronúncielas.

Escriba nuevas
palabras de
vocabulario
meteorológico en
un diario o en un
calendario.

Lea en voz alta
un libro sobre las
nubes, el clima o las
estaciones del año
varias veces para
que su hijo pueda
escucharlo leer con
fluidez.

Hable sobre lo que
leyó en el libro sobre
las nubes, el clima o
las estaciones y haga
preguntas sobre lo
que leyó. Cuando
el clima sea como
el del libro, lleve a
su hijo afuera para
experimentarlo.

Este importante período entre el nacimiento y los 4 años es crítico para desarrollar la base de su hijo para el éxito en la escuela. De hecho, alrededor del 90 por ciento del crecimiento de su cerebro ocurre antes del jardín de infancia.

Las cuatro Es que son importantes que las familias recuerden mientras juegan, enseñan y hablan con su hijo son:

  • Experiencias: haga cosas con su hijo;
  • Expresiones: hable con su hijo;
  • Explicaciones: responda a preguntas y fomente la curiosidad; y
  • Extras: lleve a su hijo a oportunidades gratuitas o de bajo costo como un parque, un mercado de agricultores, la playa, un bosque o las montañas.

Estas cuatro Es cubren muchas de las bases para ayudar a su hijo a convertirse en un buen lector y tener éxito en la escuela. Incluyen, por supuesto, el compromiso y la alfabetización familiar. Y lo que es más importante, ¡pasarán mucho tiempo de calidad juntos!


Rebecca A. Palacios enseñó en aulas de primera infancia durante más de 30 años en Corpus Christi, Texas. Es mentora de maestros, ex vicepresidenta de la Junta Nacional de Estándares de Enseñanza Profesional y autora de Usted es el maestro más importante de su hijo: Una guía para familias con niños pequeños.

[ilustrado: Laura González]

American Educator, Fall 2023